Buro Business School

50 discursos que
cambiaron el mundo

Andrew Burnet (Editorial Turner, 253 páginas)
El discurso en sí siempre ha sido un tema en disputa. Aristóteles decía que “los discursos inspiran menos confianza que las acciones”. A lo que Confucio suma, “la sabiduría se preocupa de ser lenta en sus discursos y diligente en sus acciones”. Oscar Wilde, por su parte, enfatiza: “cuanto más conservadoras son las ideas, más revolucionarios los discursos”, a lo que concluye Rousseau: “El acento es el alma del discurso”. ¡En fin!, el mundo de las ideas surge desde la materialidad del discurso: diálogo sordo que se nutre por lo general, de una voz aceptada que para bien o para mal, impacta en el alma de las audiencias. Los 50 discursos de esta obra buscan marcar la historia de la humanidad desde la suma de sus grises, extremos y centros que agendan creencias, y juicios también, sobre una realidad específica (política, económica, racial, territorial, religiosa…). 

El discurso como instancia creadora e inspiradora, puede también ser un arma letal, para quien lo valida. Por lo mismo, este libro ha forjado su relato desde mensajes transformadores de personalidades particulares, individuos dinamizadores de acciones específicas que levantan creencias compartidas y, desde ahí, consolidan un proceso de cambio en una población específica.  

“50 discursos que cambiaron el mundo”, resulta una propuesta coral de miradas disímiles, en donde el cruce de valores, intencionalidades, contextos de época, personajes y objetivos por alcanzar, en un momento determinado se juntan y conviven solo en las páginas de este libro, pero en sus concepciones teóricas, aún navegan en la diversidad de los encuentros y extremos propios que nos da la particular lectura de la historia. Acá la intencionalidad del discurso es real, y busca un impacto en el otro, en contraposición Molière afirmaba: “Se da siempre maña para pronunciar un gran discurso sin decir nada”. 

Temas como el derecho a voto de la mujer (Emmeline Pankhurst), los procesos revolucionarios de la URSS (Vladímir Ilich Lenin), la independencia de la India (Mahatma Gandhi), el fascismo de Italia (Benito Mussolini), la encarnizada lucha anti Nazi (Winston Churchill), la perversión del poder (Joseph Goebbels), la mirada filosófica de las ciencias (Albert Einstein), el término del racismo (Nelson Mandela), la monarquía inglesa (Isabel II), el fanatismo religioso (Osama bin Laden), el despertar de la tecnología (Steve Jobs), la esperanza para un imperio (Barack Obama), el coraje por la paz (Malala Yousafzai)… son entre otros testimonios (materializados en discursos), la multiplicidad de texturas que las diversas épocas de la humanidad, nos grafican como instancias de aprendizaje, desde un legado vivo para así resignificar nuestro propio presente y futuro.

De igual forma, resulta interesante el cómo esta obra, extremadamente pedagógica, busca ordenar la lectura (cronológicamente), enfatizando ideas, expandiendo llamados y profundizando énfasis. Es así como el uso de tipografías diversas en conjunto con fotografías históricas, hacen del texto, una instancia de lectura atractiva para así conectar con los múltiples contenidos y sus derivados (2das lecturas).

Es interesante comprender cómo el poder de un discurso, en donde aparecen la persuasión que se entrelaza con las ideologías y emocionalidades del momento, transforman un espacio cotidiano, en una instancia de quiebre y rediseño de un futuro distinto. El discurso en sí predispone a las acciones y a un estado anímico definido, más claro y resolutivo, más comprometido y conectado con los resultados de una creencia.

Por último, Andrew Burnet, periodista, escritor, editor y autor de este libro, inicia el relato de su obra planteando que “Los oradores defienden ideas igualmente diversas, algunas más encomiables o nobles que otras”. Desde esta amplitud de narraciones, se entiende que la textura de las historias de este libro, en cierta forma, concluyen en eventos reales con resultados algunos virtuosos, y otros abiertamente lamentables, ¡como la humanidad misma! Desde esta perspectiva el autor es enfático con su obra: “este libro es útil para aprender, disfrutar, recordar y contar. Por favor, úselo para el bien”.

Reseña de Fernando Véliz (PhD en Comunicación y autor de Organizaciones ¡Vivas!)

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